Con gusto os vuelvo a presentar una obra del genio Miyazaki y Studio Ghibli (no os perdais la prometedora página de inicio): El Castillo Ambulante.

La película está a la altura de El Viaje de Chihiro o La Princesa Mononoke a pesar de que comparte la primera la ausencia de un significado tan profundo como la batalla que libra Ashikata.

La historia narra la aventura de una chica sencilla que trabaja en una sombrería y un día, al llevar un encargo, se cruza en el camino de Howl, un apuesto mago. Howl en realidad está huyendo pero se para para ayudar a Sofi a quien estaban molestando unos maleantes. Howl los hechiza y los hace marchar como soldaditos mecánicos mientras él y Sofi arrancan a caminar por el aire escapando del lugar a veinte metros sobre el suelo.

Esa misma noche y debido a su fortuito encuentro con Howl, una bruja la asalta en la sombrería y la maldice haciendole envejecer y privandola de poder contárselo a nadie. Atrapada por el embrujo, decide escapar en busca de una cura encontrándose esa misma tarde con el Castillo Ambulante de Howl.

Al entrar en él le recibe un niño aprendiz de mago y Calcifer, el genio del fuego que permite y controla el movimiento del castillo con su propia combustión.

Sofi se reencuentra con Howl quien no le reconoce cuando la ve debido a su envejecida apariencia. Sofi permanece en el castillo asumiendo las tareas de la casa y pronto se hace dueña y señora del castillo. Allí conoce la guerra que esta librando Howl contra el imperio y consigo mismo dando lugar al amor entre los dos convirtiéndose así en la trama de la película.

No desvelaré nada más porque es una película necesaria y obligada para todos los amantes del buen cine…

Sinceramente, después de verla, creo que es la que más me gusta de las tres nombradas en el post (y eso es mucho decir). La historia surge de la nada y a partir de una pequeña coincidencia se desarrolla una trama encantadora donde lo cotidiano y coloquial se mezcla con la fantasía más fabulosa de la mano de estos genios del Ghibli Studio orquestados por Miyazaki.

Tienen una cualidad que me fascina y es la de contar muy poco sobre las cosas que pasan. Dan por sentado que no es necesario explicar cada uno de los detalles y giros inesperados de los protagonistas y que tratan de manera corriente y sin artificios. Eso permite (al menos a mí me permite) tener una sensación de acercamiento a la película puesto que hay un trozo de ella que voy comprendiendo e inventando, intentando cohesionar todos los rasgos y características que nos presentan evitando una contemplanción pasiva de los dibujos.

Esto se extrapola a Chihiro y Mononoke pero, como comentaba, la simpleza (a priori) del planteamiento y como desemboca en un mundo completo y complejo con reglas y límites diferentes a los nuestros pero interiorizados y asumidos por el espectador es tremendamente envolvente e inmersivo.

Para quitarse el sombrero…

Apunte: para los que como yo no hayan comprendido en qué momento los dibujos dejaros de estar dibujados al modo tradicional y pasaron a ser una creación digital, les dejo este enlace a la herramienta usada para el desarrollo de la película.